jueves, 8 de julio de 2010

Informando desde la ciudad de Oaxaca

Dos historias de un mismo hecho:
Las elecciones en Oaxaca.

LA HISTORIA DE LOS DE ARRIBA.

Especial para BUTAA. Oaxaca de Juárez, 6 de julio de 2010. Llegué el domingo a las 4 de la mañana a la ciudad de Oaxaca proveniente del DF. El conductor del autobús parecía haber adivinado mi urgencia por llegar. Ese día se llevaban a cabo elecciones en 14 estados de la República por lo que la atención de un amplio porcentaje de la sociedad mexicana estuvo dirigida a este proceso que los medios masivos de comunicación se encargaron de cubrir a su manera.

Estas elecciones fueron descritas por los “líderes de opinión” como “un ensayo rumbo al 2012”. Otros las calificaron como las “elecciones del miedo” sobre las que se pronosticaba un gran abstencionismo debido a la brutal guerra en la que nos han sumergido el gobierno federal, sus aliados y el narcotráfico. En Oaxaca las elecciones tuvieron una aureola especial, era la posibilidad de poner fin al símbolo del caciquismo y la impunidad que representa el gobierno de Ulises Ruíz Ortiz.

El 2 de julio el periódico estatal El Despertar “denunció” que miembros del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y del Frente Popular Francisco Villa (FPFV) se encontraban acuartelados en la Casa Autónoma Solidaria Oaxaqueña de Trabajo Autogestivo (CASOTA). El objetivo según el reportero era reventar las elecciones.

Por la mañana del mismo domingo la polémica se generó porque el mismo diario publicó en su primera plana una imagen de Gabino Cué (candidato de la “oposición”) a lado del ex dirigente de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, Flavio Sosa. La foto tenía la leyenda: “Flavio y Gabino ¡son lo mismo!”. La guerra mediática continuó y al medio día las televisoras locales informaban que un grupo de 38 personas pertenecientes al FPFV habían sido detenidas en un hotel de la ciudad de Oaxaca. Se les habían decomisado bombas molotov, navajas, marihuana, etc. El gabinete de Ulises Ruiz informó que habían sido mandados por el gobierno del DF para reventar las elecciones.

Las elecciones nunca reventaron y a las seis de la tarde, hora en que se cumplía el plazo legal para presentar resultados de las encuestas de salida, Ciro Gómez Leyva anunció algunos resultados en Milenio Televisión. Para el caso de Oaxaca declaró que había ganado Gabino Cué de la Alianza para la Paz y el Progreso de Oaxaca (APPO). Unos minutos después apareció en conferencia de prensa Eviel Pérez Magaña –candidato de la alianza conformada por el Partido Revolucionario Institucional y el Verde Ecologista- declarándose ganador; pero con temor e inseguridad concluyó su discurso diciendo que antes de llamar a festejar esperaría los resultados oficiales del Instituto Electoral del Estado de Oaxaca.

Dos horas más tarde la Fuente de las Ocho Regiones se llenaba de gente, miles de simpatizantes de Gabino Cué se reunían para celebrar la victoria que tanto Beatriz Paredes (presidenta nacional del PRI) como Pérez Magaña se negaban a reconocer. Las calles aledañas al centro se llenaban de coches que hacían sonar el claxon y en el aire se ondeaban las banderas del PAN, PRD, PT y Convergencia, todas juntas. En el centro de la ciudad los priístas comenzaban a recoger el escenario que habían mandado a instalar, la presencia de simpatizantes era diminuta.


LA HISTORIA DE LOS DE ABAJO Y A LA IZQUIERDA.

Especial para BUTAA. Oaxaca de Juárez, 6 de julio de 2010. Llegué el domingo a las 4 de la mañana a la ciudad de Oaxaca proveniente del DF. El conductor del autobús parecía haber adivinado mi urgencia por llegar. Ese día se llevaron a cabo elecciones en 14 estados de la República, por lo que la atención de un amplio porcentaje de la sociedad mexicana estuvo dirigida a este proceso que los medios masivos de comunicación se encargaron de cubrir a su manera.

Apenas me instalé, salí a las calles con cámara de video y libreta en mano a registrar algunos hechos. Hasta las 2 de la tarde la presencia de la gente en las casillas era escasa, pero en cuanto los rayos del sol –que calentaban más el ambiente- comenzaron a desaparecer, la gente hizo largas filas para ejercer su derecho al voto.

A las 5 de la tarde recibí la llamada de un amigo que había conocido en territorio zapatista durante la primer jornada de trabajo que realizó la Brigada Universitaria de Trabajo Andrés Aubry en el verano de 2009. Ricardo –a quién llamaré así por cuestiones de seguridad- había sido un activo militante durante las movilizaciones de la APPO en 2006. A los 17 años de edad era dirigente de una barricada y se enfrentó en varias ocasiones a los gorilas de Ulises Ruíz. Un día Ricardo fue detenido mientras se alejaba de un mitin por la libertad de los presos. Estuvo preso varios días por un delito que le fue fabricado –posesión de arma- y fue torturado por la policía que quería obligarlo a denunciar a sus compañeros. Aún cuenta con rabia como le enterraban agujas en los tobillos, luego venían las descargas eléctricas.

Ricardo me invitó a su colonia, la cual me presumió como “una de las más organizadas” e inmediatamente me trasladé para allá. Al llegar me topé con una gran cantidad de policías que resguardaban las instalaciones del instituto electoral del estado. Ricardo me recibió y noto mi mirada de asombro ante tanta policía, pues apenas me estrechó la mano me dijo: “no te asustes, estos cerdos no entran a mi colonia”. Caminamos unos metros y llegamos a las casillas que habían instalado en una casa. Ya habían cerrado y estaban contando los votos. Afuera unas treinta personas esperaban el resultado.

Ricardo me presentó con casi toda la gente, la mayoría son de la misma familia. Me presentó a un niño de 11 años y me dijo con un tono que nunca olvidaré: “a él tal vez lo has visto en la tele o en los documentales, es el niño APPO y a los 9 años la AFI lo encañonó y se lo quería llevar por terrorista”.

Ahí me quedé platicando con los compas, rompiendo el hielo e intentando saber qué y cómo habían cambiado sus vidas luego del 2006. Me contaron muchas historias que luego reproduciré. Lo importante ahora para mí era saber cómo habían terminado involucrados en las elecciones.
La mayoría de ellos me dijeron no creer en las elecciones, que estaban seguros que Cúe era la misma “porquería” y hasta con tono de broma uno de ellos me dijo: “va seguir robando, pero ahora será de otro color el ratero”.

Ya daban las 8 de la noche y los funcionarios de casilla no daban los resultados. La gente afuera empezó a presionarlos. Unos minutos más tarde aparecieron los resultados de esa casilla: la “alianza contra-natura” (PAN-PRD-PT y Convergencia) ganaba por dos a uno.

La gente estalló en júbilo y comenzó a gritar esas históricas frases que se convirtieron en símbolo de sus resistencia: ¡Ya cayó, ya cayó. Ulises ya cayó! y ¡No que no, si que sí. Chingó a su madre el PRI!

Y entonces ¿quién ganó?

Para los medios, los partidos políticos y la democracia electoral ganó Gabino Cúe y perdió el PRI, cierto. Para la organización que sobrevive a pesar de brutal guerra y represión en el sexenio que termina es un triunfo: haber derrotado a Ulises aun con el apoyo de Peña Nieto y otros gobernadores priístas del país es un logro que hay que aplaudir.

Ahora falta lo que lo que falta, pues este pueblo digno y rebelde vio esto como un triunfo que en lugar de desmovilizar alienta la movilización.

Felicidades Oaxaca, vamos por lo que sigue…

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